jueves, mayo 06, 2010

El destino del maxilar


Ahí cuando dió vuelta la última página, respiró. 
Y se puso a pensar en la abstracción, o en lo que algunos mal-llaman evasión. En realidad se abstrae cuando se piensa como aislado aquello que no está hecho para existir aisladamente. Y él nunca se pensó a si mismo de ese modo. Al contrario, siempre fue un soldado de las empatías, un anarquista frente a la soledad. Y sin embargo, se encontraba desde hacia meses en el mismo cuarto, leyendo aparentemente el mismo libro que acababa de culminar, sin saber de días o noches, de tiempos o estado, de miedos o catástrofes. 
Adherido a la lectura y en paradójica armonía, allí no hacia falta nada. 
Y ahora el pensamiento, la eterna prisión cerebral que no puede detener, cuando se termina la obra. Y la angustia de la abstinencia. Ahora la vida, y abrir las ventanas. Ahora saber que lo habían buscado. Ahora tener que explicar que pasó. 
Se levantó y caminó hasta el baño, unos minutos más tarde se dirigió a la biblioteca y descubrió que quedaba un libro, el único sin leer de todas esas herencias, ofertas y antologías. Lo tomó y enseguida sintió el escalofrío, esa sensación en la boca, volvía a decidir callar.


domingo, mayo 02, 2010

Ala rota

ave

una parte de él se voló

ave

una parte de él ya no es

un ave

desastroza

que perdió la ansiedad y encontró

al vacío una forma

derramando su mitad de sombras

y entramó al comprender

el instante en que todo se ahorca

un ave

que se añora

desde el centro mismo

de las horas

que se pasan con la hambruna

de omitir la promesa primera


y dio fin

al fin en si

de su vida que al sol se apagó

jueves, abril 15, 2010

Placer lacónico

Hoy la humedad se me fue con las horas.

Los más bellos pretextos para escapar con la parcera y gargantear una cristal. Con la lluvia en el impermeable, sabiendo que se hace tarde (la evidencia la enmarcan los tres negros que duermen en el común arrugado) y aún así olvidando lo que me atañe.

La ciudad se coarta un cabaret al sur, y sus piernas cenitales sobre el grís revelan los más absurdos interrogantes.


Nos decimos historias de panzas y paramilitares. De drogas y paraculturales. Del viaje y su soledad.

Y mientas cruzamos esa interminable avenida, dejamos un día viejo devorando nuestro aliento. ¿Dónde más? Sino en San Telmo.

martes, abril 13, 2010

Todos los días

Todo los días de sus 8 años caminó en círculos por sus sueños de vida. Esos que hacen retorcer las barrigas de los tipos más hijos de puta. Todos los días pensó en arcoirís de juguetes y baldeó los pabellones de ojos húmedos. Yugó contra los parásitos que le hacían cosquillas. Trepó hasta lo más blanco anudado de nubes. Todos los días sonrío, sin saber por qué. Y todos los días conversó a un angel. Todos los días debe hacer lo mismo. Montado a algún león, que le come su corazoncito y lo devuelve hecho jardín. Todos los días su misterio me hace temblar, y no puedo más que sonreir con él.


Algo sobre las huellas

Hube en cientos de ciempiés distintos,
que somatizában en ardor y obsecuentemente se arrugaban.
Trabajabamos los laberintos, practicando la bilocación.
Cada cual perseguía un triciclo, que chillaba óxido.

Tras un tiempo nos deteníamos a observar de reojo el reloj.
Fácilmente decíamos cosas que olvidaban lo que eramos
y cabia el sentido en una copa, que traía un sendero arbitrario,
algo muy parecido al amor.

Lo que perdía su anonimato, era el dolor.

Frutas en los mediodías, truchas de muecas sonámbulas.
Frentes de los paradigmas, barcos hundidos del aura.
Reglas que regulan los actos, prácticamente torcidas.
Brutas memorias de santos, pueblos de hormigas prohibidas.

Lo que urgía en el bajo, y tambaleaba, era patear nuestras pieles hasta que cambien de color.


martes, abril 06, 2010

El parque de la luna

Mientras yo me quejaba del calor y las prohibiciones, a ella le crecía un gusano en el estómago.

Compartiamos el mismo metro cuadrado aunque nunca nos habíamos visto, ella había llegado en un tren de carga, atravesando el país sólo para estar allí. Yo me ufanaba fumando de esa situación cotidiana.
Pasaron las melodías, las pasajeras en el aire, los hombres de papel de diario. Al final nos unimos en el réquiem del parque de la luna.

Ella tenía que volver a las vias, yo me iría a por una pizza.
Es extraño creer que el mundo tenga los pies tan pequeños.


viernes, abril 02, 2010

El alborotador

Detrás de la sonrisa inolvidable, y la pequeña silueta del natural.
Llegaba y armaba un follón.

Ahora esa sonrisa se desdibuja en digital, ya no ilumina el mediodía.
Ni cada instante que volteaba.

Su cuerpo encogido, siempre tendiendo a desaparecer.
Y el momento postergado por la huída.

Sólo quedó el sol naranja... ¿o es qué cambiamos tanto?


miércoles, marzo 24, 2010

Salió mal

Trago, tengo incipiente amnesia.
Pongo las manos bajo el agua y luego la cabeza.
Recorro cómo un plan los rincones del olvido.

Sin dudas, esta vida iba a ser otra y algo salió mal.

La mañana fue cómo una ciénaga,
interpreté a varios puertos.
Luego fui a hacer el dinero.
(todos nos arrodillamos frente a nuestra política).

Más tarde inventamos inconsumaciones,
y se hizo la gimnasia que elegimos curtir.

Juraría y aún tengo esa sensación. Juraría que estuve dormido.


martes, marzo 23, 2010

No hay predicción acá

Me subí a un ascensor empezado
y bajé tres pisos con los nativos.
Hicieron valer su antigüedad allí,
ocupando los lugares más comfortables.

Sólo bajé tres pisos en cámara lenta,
cómo si el mundo dejara de pestañar.

La eternidad no se puede predecir.


domingo, marzo 21, 2010

El último paracaídas

Encendióse el cigarrillo en su boca
y esculpió con humo una enorme pregunta.

¿Detrás de que influjo caminamos?

Las respuestas fueron noches y la luna siempre se acercaba a la verdad.
Luego se dormía, mientras yo construía un paracaídas.

Fuimos cómo viento de tierra, nos perdimos volando en la ciudad.


sábado, marzo 13, 2010

Tratando de gritar en silencio

Al parecer el mundo gira.
Es curioso cómo uno piensa que se encuentra detenido en el tiempo y de repente la realidad da un salto y lo sitúa en anegaciones.
(En la otra orilla brillaba un glaciar).

El más justo sinónimo del silencio es el terror. La certera consecuencia del designio karmático. El ombligo que ya no se divisa.
(Transpolando sus pelusas a los ojos).
El accidente vaticinado.

Miéntras la copa se vacía, y uno sabe que en el fondo sólo existe vacío. El lugar más visitado, se evidencia en la partida.
Desterrada y pública,
de este imbécil errante.


jueves, marzo 11, 2010

El cuadro que abandonaste

Hoy hay morir en mis suelas, piso muerte a todo paso.

Hoy morí en tu homoplato
cuando los besos dejaron de barrer
las tristezas que allí se posan.

Por la mañana un hombre murió
en su disfráz.

Al mediodía otro hombre murió
en evidencias.

Por la tarde varios hombres murieron.

A la noche, todos esperan morir.

Hacia tiempo que no tenía esta sensación,
que no veía cómo se me escapa el sentido.

Que no abrigaba mis manos con la playa que invade tus caderas.
Ni expelía metafísicas descomprimidas en el estómago.

Hoy volví a dormirme en el cuadro
que prometiste armar en el piso de madera
y soñé sólo la desolación de nuestras pieles secas.

El cuadro también había muerto,

aunque no puedo afirmar que sucedió hoy.

lunes, marzo 08, 2010

La fuga que ejercito

¿Vamos a volver?
¿Al aspero sabor del domingo, que retrasa la ansiedad en sus hebras?
¿Cayéndonos detrás de amores que sólo engordan las guerras?

Husmeamos pegados al suelo,
tratando de seguir el ritmo.

Tragando en mordiscos ajenos, saliendo a detener la lluvia.

Habiamos sido pedazos de hombres, echando carne.
Matando cómo única opción.

Hoy fraseamos en cuadernos lo que inventaron con ajenjo.
El lenguaje es tan moderno, pero no engaña al tiempo.

Me inquieta pensar que sos mis manos para agarrar.
Alivio en el temporal.

La fuga que ejercito, deporte de madrugada.


domingo, marzo 07, 2010

Song (lo que desaparece)

Ya tuviste mis manos al reves,
y todo lo que silba la melancolía.
Pero nunca encontraste la razón ni el porqué,
y deshiciste mis venas en el agua tibia.
                              
Sobretodo vos fuiste el pincél
y la lluvia de la noche fue más que la risa.
Lo que hubo en agosto fue transporte y pies,
derrumbando la nube de la propia huída.

Casi siempre que me decís tu piel.
Yo sonrío, herrumbrando todas las mentiras.
Y después de diez mil minutos más
somos óxido en la inocencia de la ideología.

Compartimos el día y la visión
de una noche nos transforma en pirañas activas.
Toques del país de la producción
de amantes de los presos de las avenidas.

Fáciles son los enigmas que usas
para decirme al oído que haces cenizas
las historias de noches de ultramar,
de silencios sanitarios de psicología.

En la alfombra estan escritos con fé
todos los principios de las utopías,
de los vagos sueños de la gravedad,
de ser el que siempre construye las ruinas.

Todo lo que sos y lo que mostrás
deja en tu ventana hojas amarillas,
de los mitos de alguna ciudad
que vivís tratando de ahogarle el día.


miércoles, febrero 17, 2010

Los recuerdos que sólo temen

El hombre esquiva la esquina
y se encuentra con su destino de frágil ideal sólo.
Casi cómo estar nadando y conocer a una flor ahogada
que ruega por ser secada.

El hombre se despierta
y trata de recordar los recuerdos en el charco.
Es que lo fugaz titila y desaparece, otra vez.

Nombrando a la musa, camina y se espuma,
el hombre que teme al querer.
Y sobre las piernas escribe memorias
en hojas que avivan su fé.

El hombre desea que nunca se acabe
en su mente la idea de ser,

el hombre que sueña, que siempre él sueña,
que sueña que no teme ser.

Invisibles

las flores salvajes no necesitan matices,
no necesitan amarillos cómo los girasoles,
no necesitan blancos cómo los jazmines,
no necesitan la paleta de las fresias.

las flores salvajes, cómo vos, se burlan de lo que existe,
por eso nadie las ve.