Los parques descuidados me devuelven
imágenes de transa camuflada;
y fuegos de artificio, se sostienen,
de un balcón de Godoy Cruz de madrugada.
Donde llevo a fugaz acompañante
mientras Dani está en observación.
Donde hoy quiebro todo, más que antes,
por no saber decir basta a la ocasión.
Tras un silencio de farmacología,
los demonios se me ponen descorteses
y queman las razones en mis ojos.
El cuarto se arrugó de tantas veces
que descendí, al hall, por si venía
ese que anda pesado y ojeroso.