miércoles, noviembre 28, 2007

Sueño

Cuando crucé la puerta y me encontré en una cocina, sólo atiné en ir hacia la heladera y servirme un vaso de agua helada.

Una señora de edad avanzada y brillante cabello plateado limpiaba las hornallas en dónde, supuse con certeza, se había volcado leche al hervir (el olor era inconfundible).
Sobre la mesa, un diario de un Lunes, desplegada. Unas bolsas de nylon llenas de almendra.

Ambos permanecimos un rato en silencio, inclusive un inmóvil gato parecía mantenerse flotando en el aire vacío. Hasta que ella sin mirarme, sin dejar de limpiar nunca y con voz opaca, de bronce gastado enverdeciéndose, dijo: -¡qué sueño!

Yo ya estaba cruzando de nuevo aquella puerta,
expectante de lo que vendría, masticando frutas secas.

martes, noviembre 27, 2007

Esperas, costumbres, paciencias

¿Cómo acuchilla este postergar?
Presiento el calor...
se escudan niños en silencios desnudos, breves, bebés.

Apenas suspirantes de poesía. Nosotros, insistimos con el mediodía.
Revisándonos.

Antes, se quebraron mis suelas de quietud.
Retorna el ahora... desmadrado,
como insinuando su miedo frágil y postrero,
su invitación de caverna arcaica.

Es propagarse en ciertas ciencias, magias y almanaques.
Cartílagos y morteros, los siempre invisibles.

domingo, noviembre 25, 2007

Viene a dormir en el piso de madera

Viene a armar un cuadro.
Desde que dijo que iba a volver
y su perpendicularidad en revuelta de vientos nobles.


Viene a amar tu nombre con su piel oriental.
Y se pregunta si el húmedo piso de madera será el altar de las ficciones.

El piso de madera en donde dormirá, en el cuadro.

jueves, noviembre 22, 2007

Las mismas huellas

Me olvido sentado sobre una ventana.
Encima de mi… el cielo céntrico.
Me niego a la dispersión de los movimientos, y a la vida invertebrada.

Hay un genocida que rodea la manzana. Y el pueblo desmiente al pueblo.
Tuve un temblor premonitorio, y me cansé de los ríos de sangre.

Y aún el umbral perenne, como hace años.
Nunca acudí, nunca llegué a la montaña dónde me esperabas desabrigada.
Sin embargo, sé que seguís ahí… exenta de grillos y rebalsando de raíces.

Estas huellas siguen siendo las mismas, de placer y dolor.

Y a los sueños todavía los resguardo del ruido de los fusiles.

jueves, noviembre 08, 2007

Insecto

En la cisterna mitómana,
a la que crees “el mundo”,
se hospeda tu cabeza parcelada.


Sólo escribiendo palabritas en marrón oscuro y pastos de obsecuencia.


Cayendo, flagrando en la avestrucidad de la ciudad.
Tu virtualidad es sombra de insecto.


Casi nadie es algo en vos y vos sos nada en todos.
Un tallo de vivir indigno
y un temblor constante y eterno que es espina.


Insecto.