Nadie besó el vacío de esconder la excepción.
Detrás hubo destinos que negamos con fervor,
y rompí, y corté,
y rompí la belleza en discursos con tos,
y caí sin saber de mí y fui corteza.
Cadavérico sol.
Y cuando despertamos, me hablaste de vos,
me aburrí y descubrí que eras guerra.
Mi paz de bronce no tuvo más rol,
Se agotaron las apariencias.
Mientras el día se sigue espejando,
en pos de los deseos arrastramos a un animal sediento
ya sin fuerzas para morder.