miércoles, marzo 24, 2010

Salió mal

Trago, tengo incipiente amnesia.
Pongo las manos bajo el agua y luego la cabeza.
Recorro cómo un plan los rincones del olvido.

Sin dudas, esta vida iba a ser otra y algo salió mal.

La mañana fue cómo una ciénaga,
interpreté a varios puertos.
Luego fui a hacer el dinero.
(todos nos arrodillamos frente a nuestra política).

Más tarde inventamos inconsumaciones,
y se hizo la gimnasia que elegimos curtir.

Juraría y aún tengo esa sensación. Juraría que estuve dormido.


martes, marzo 23, 2010

No hay predicción acá

Me subí a un ascensor empezado
y bajé tres pisos con los nativos.
Hicieron valer su antigüedad allí,
ocupando los lugares más comfortables.

Sólo bajé tres pisos en cámara lenta,
cómo si el mundo dejara de pestañar.

La eternidad no se puede predecir.


domingo, marzo 21, 2010

El último paracaídas

Encendióse el cigarrillo en su boca
y esculpió con humo una enorme pregunta.

¿Detrás de que influjo caminamos?

Las respuestas fueron noches y la luna siempre se acercaba a la verdad.
Luego se dormía, mientras yo construía un paracaídas.

Fuimos cómo viento de tierra, nos perdimos volando en la ciudad.


sábado, marzo 13, 2010

Tratando de gritar en silencio

Al parecer el mundo gira.
Es curioso cómo uno piensa que se encuentra detenido en el tiempo y de repente la realidad da un salto y lo sitúa en anegaciones.
(En la otra orilla brillaba un glaciar).

El más justo sinónimo del silencio es el terror. La certera consecuencia del designio karmático. El ombligo que ya no se divisa.
(Transpolando sus pelusas a los ojos).
El accidente vaticinado.

Miéntras la copa se vacía, y uno sabe que en el fondo sólo existe vacío. El lugar más visitado, se evidencia en la partida.
Desterrada y pública,
de este imbécil errante.


jueves, marzo 11, 2010

El cuadro que abandonaste

Hoy hay morir en mis suelas, piso muerte a todo paso.

Hoy morí en tu homoplato
cuando los besos dejaron de barrer
las tristezas que allí se posan.

Por la mañana un hombre murió
en su disfráz.

Al mediodía otro hombre murió
en evidencias.

Por la tarde varios hombres murieron.

A la noche, todos esperan morir.

Hacia tiempo que no tenía esta sensación,
que no veía cómo se me escapa el sentido.

Que no abrigaba mis manos con la playa que invade tus caderas.
Ni expelía metafísicas descomprimidas en el estómago.

Hoy volví a dormirme en el cuadro
que prometiste armar en el piso de madera
y soñé sólo la desolación de nuestras pieles secas.

El cuadro también había muerto,

aunque no puedo afirmar que sucedió hoy.

lunes, marzo 08, 2010

La fuga que ejercito

¿Vamos a volver?
¿Al aspero sabor del domingo, que retrasa la ansiedad en sus hebras?
¿Cayéndonos detrás de amores que sólo engordan las guerras?

Husmeamos pegados al suelo,
tratando de seguir el ritmo.

Tragando en mordiscos ajenos, saliendo a detener la lluvia.

Habiamos sido pedazos de hombres, echando carne.
Matando cómo única opción.

Hoy fraseamos en cuadernos lo que inventaron con ajenjo.
El lenguaje es tan moderno, pero no engaña al tiempo.

Me inquieta pensar que sos mis manos para agarrar.
Alivio en el temporal.

La fuga que ejercito, deporte de madrugada.


domingo, marzo 07, 2010

Song (lo que desaparece)

Ya tuviste mis manos al reves,
y todo lo que silba la melancolía.
Pero nunca encontraste la razón ni el porqué,
y deshiciste mis venas en el agua tibia.
                              
Sobretodo vos fuiste el pincél
y la lluvia de la noche fue más que la risa.
Lo que hubo en agosto fue transporte y pies,
derrumbando la nube de la propia huída.

Casi siempre que me decís tu piel.
Yo sonrío, herrumbrando todas las mentiras.
Y después de diez mil minutos más
somos óxido en la inocencia de la ideología.

Compartimos el día y la visión
de una noche nos transforma en pirañas activas.
Toques del país de la producción
de amantes de los presos de las avenidas.

Fáciles son los enigmas que usas
para decirme al oído que haces cenizas
las historias de noches de ultramar,
de silencios sanitarios de psicología.

En la alfombra estan escritos con fé
todos los principios de las utopías,
de los vagos sueños de la gravedad,
de ser el que siempre construye las ruinas.

Todo lo que sos y lo que mostrás
deja en tu ventana hojas amarillas,
de los mitos de alguna ciudad
que vivís tratando de ahogarle el día.