Detrás de la sonrisa inolvidable, y la
pequeña silueta del natural.
Llegaba y armaba un follón.
Ahora esa sonrisa se desdibuja en digital, ya no ilumina el mediodía.
Ni cada instante que volteaba.
Su cuerpo encogido, siempre tendiendo a desaparecer.
Y el momento postergado por la huída.
Sólo quedó el sol naranja... ¿o es qué cambiamos tanto?
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