lunes, mayo 09, 2005

Cardiopatías

Arritmias y un parcial e insólito rayo.
Rumbo fijo e indicado, para hacer el crimen.
Dar lujos y criminalidad, ese rayo de milisegundos se agotó. Pasó a ser una copa a medio llenar.

Arritmias aún, me despellejo y doy en vómito.
Le es amable a la copa que se vacía y vuelve a medio llenarse.
Sin mover pies y manos, un cuadro fenomenal.
Dos luces esta vez encendidas y un par de medias destejiéndose en quietos pies.

Limpio en lluvias, me embarro y me limpio.
Doy alimento a mi caja, expectativa y más arritmias. Expectativa de arritmias futuras o de otro cuadro. Uno más delicado y calmo.
Allí apunta la esperanza.
Y se pierde en encontrar señales con intención de fundamentar algún (cualquier) delirio de presagio.
Una ofensiva terrenal y como tal, cultivada entre mugre, que le sirve de abono.

Abro un cajón:
un enorme mensaje, todavía más extensible, sin doctores.
Más de una o dos veces, unas, hubo de ser hospitalizado.
Inmóvil se redujo a pocas palabras, repetitivas. Con la imposibilidad de percibirse en integridad.

En otro cajón:
adoptar formas, que de otros se dicen, que ya estaban ahí... y como se las utiliza para empaquetar sucesos.
Es también la muerte.
Es una ajena metáfora, muy ajena.

Digo: hiper-muerte.
Porque además de nomenclatura, se adapta a la forma de la caja que lleve/s puesta (cargando).
Y esto: otra neutralización. Una no lluvia, que tampoco es riego de artificio.