lunes, abril 08, 2019

No se la bancaba


Es cuestión de entender la congruencia,
de saber que no existimos solos,
de aprender el oficio de paciencia,
de aceptar que el infierno son los otros.

Lo decía Sartre, que no se la bancaba,
y por eso la tiraba para afuera.
Yo prefiero no creer tal parrafada,
es conmigo y con nadie más la guerra.

Suelto a vuelo de contradicción y no
pienso aún renunciarme sin embargo
tengo cada vez menos pretensiones.

El futuro es sombra y es letargo.
Aún tratando de descubrir un sino,
no es posible aplacar las emociones.

domingo, abril 07, 2019

Orillar

El fino hilo que conecta nuestras mentes,
cuando se mueven de un lado a otro,
es impasible.

Nos ata a la consciencia

como, a la tierra, una flor.

Y en un desenlace nefario
tu espalda se trastoca
y orilla, a un costado, la razón.

miércoles, abril 03, 2019

Seremos viento

Seremos los dos, puros despojos,
arenas que nunca dieron las horas,
palomas que esquivan los robadores
llevando mensajes a la gayola.

Seremos, entonces, la mansedumbre
del pobre religioso anestesiado
y aunque no quieras, puta costumbre,
ser inocente y quedar pegado.

Seremos grito aunque nadie oiga
y para nosotros es necesario
dejar constancia de que estuvimos.

No nos importa que alguien lo sepa,
ni que de esto cuenten historias.
Solo ser viento y dar remolinos.

Me suicido hoy...

Esta no es la razón que me amanceba 
al vademécum de mis desventuras, 
ni la última gota de ginebra, 
ni el venir a poncho, tu hermosura. 

Esto no es ventolín a la marchanta, 
hacienda baguala, ni pie de atleta. 
Tampoco por arte de birlibirloque 
se transforma en sustancia la receta. 

Escribo porque no tengo recuerdos, 
para negarme al reloj guardado, 
que gira, en el grillo de camisulín. 

Me suicido, hoy, antes que el yerro 
se haga un gigante desalmado 
y lo bauticen de nombre Agustín.

Los rincones

Casi siempre que cambio de mirada
lo hago con virtud de tramoyista.
Me pierdo en distópicas propuestas
que ensayas después de las sonrisas.

No encuentro a Erasmo en la playa,
ni a Panero fumando en el jardín,
pero escucho de lejos una orquesta
entonando en la luna un vals sin fin.

Más lejos, cada vez, de los del Abasto,
de opertuso tengo vida todavía,
aunque aburra tardes a montones,

Quizás porque jamás fui naricero,
no me llama pelarme en carne viva
si remanyo que hay en los rincones.