Hoy la humedad se me fue con las horas.
Los más bellos pretextos para escapar con la parcera y gargantear una cristal. Con la lluvia en el impermeable, sabiendo que se hace tarde (la evidencia la enmarcan los tres negros que duermen en el común arrugado) y aún así olvidando lo que me atañe.
La ciudad se coarta un cabaret al sur, y sus piernas cenitales sobre el grís revelan los más absurdos interrogantes.
Nos decimos historias de panzas y paramilitares. De drogas y paraculturales. Del viaje y su soledad.
Y mientas cruzamos esa interminable avenida, dejamos un día viejo devorando nuestro aliento. ¿Dónde más? Sino en San Telmo.
2 comentarios:
BUENÍSIMO AGUSTÍN, ME ENCANTA TU ESCRITURA, MARAVILLOSA, LLENA DE SENSACIONES, DE METÁFORAS. FASCINANTE. ME PASÓ TU BLOG TU MAMÁ. SI QUERÉS PASAR POR EL MÍO, TE DEJO EL LINK ( YO INTENTO ESCRIBIR CUENTOS, JA).
http://boticaria-graciela.blogspot.com/2010/04/carcel-y-venganza.html
TE FELICITO-UN ABRAZO-GRACIELA
Me gusta mucho vieja. Posta.
abrazo!
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