miércoles, noviembre 12, 2008

Todo lo que nunca más se pensó

La propagación de la carne en el cuarto cerrado es la sangre que se secó antes de ser lavada.
Cuando la niña espía el secreto de la primavera y se hace el amor.

¿Quién florece para quién? ¿Para quién sangra? En pedregales, cómo pastos de baldíos, volvemos en interferencias non-sense.

En porciones de infinito.

Y gritamos por gritar lo indecible aunque ella no lo perciba porque se está fugando a contrasol.

Creciendo cómo los pastos en la inocencia de su destino.
Buscando desexistir en el gesto que la estimula,
en el agua de la escisión.

Que es respiración abriendo lo que fue tesoro.

Cómo el primer haz que espió y tembló, primaveral.
Y que hoy se acuclilla a apenas alumbrar un páramo.


Su niñez agostada en el cero de un vacío.

lunes, noviembre 10, 2008

Desierto (seis menos veinticinco)

Ave dura del ser
va a buscar la luz al desierto.

Y una vez allí
va a dar su baba a los cuerpos.

Nadie conoce con exactitud la región

en donde ella convierte su incendio en lirismo ausente.