sábado, julio 26, 2008

El hilo debajo de la puerta visto desde la cama

¿Cuánto hace que no te despertás con medias y enlozada?
Hoy que te seguís garrapiñando en un rincón de la novela.

Y las noches se encalan hasta la fiebre. Aunque te veas en tu propia sombra envejecida y extraña.

Siempre odiarás a la gente que te recuerda a vos.


lunes, julio 07, 2008

Seguir parado junto al incendio

El tiempo deforma sólo ignominias sin hambre.
Si caminas el vecindario con tu puñal en su cartuchera. Por si algo se digna a ser defendido.

Y en la noche, en las copas y en los icebergs que giran. Cómo giran sus cabezas.
Cejar en la apuesta se vuelve imposible.
Dormir sin callar, sin cerrarla ni invitarla.
Eso es cosa de ningún tiempo para tipos cómo vos, o para los asiduos compradores de lucidez.

Nadie más que quién no comprenda lo eterno,
podrá en este momento leer estas palabras y no sentirlas cómo si fueran el eco de una verdad.

Y mañana volverá a ser un Dios, y creerá que tiene todos los gramos del tiempo.

miércoles, julio 02, 2008

Los niños que hacíamos llover

Desnudos, firmamos la idea de la libertad,
cómo corrían los niños que fuimos
y se abrazaban a un sinfin de ciudades,
estrujando sus cielos y haciendo diluviar su asombro.

Desnudos los silencios cargados de palabras.
Lo opuesto al silencio.
La intemperie mas acogedora
es tu risa cuando se desnuda y me mira desde la horizontalidad de sus costas.
Y llega a oleajes y cubre la casa,
inunándola de frío y de sal,
que se mete en los cajones que encierran cicatrices de desnudos pasados.
Y deja a su paso el piso enmohecido y resbaloso,
la cara de alegría después del temporal.
La calma que anestesia por un rato, fingiendo ser otro más que también se desnuda.

Al pasar las horas regresa la nada y el sol,
que amenaza secar los días y llenarnos de arena espesa, que no deja respirar.
Convirtiéndose en ropajes indelebles que nos impiden ser desnudos.

Sólo hasta que nos volvamos otra vez niños o risas o lluvias o mar.

martes, julio 01, 2008

La mutación

Pensar es así, es romper con tu distracción despreocupada.

No te veo ni pensar cuando pienso que nos vamos, ni en el suelo de tu cuarto cuando decidimos irnos. Después de observar durante días la misma ventana y acariciarnos los pelos.

Deshilachándose lo no dicho, nunca será. Y está despensándose.

Noviembre

La cadena de grietas,
en la exacta luz de la tormenta.
Digo... que tu amor me dio en la boca del sexo,
que el primer trazador de ciudades era experto en anatomía.

Noviembre y quicio, en la forma de subir los cordones
y recuerdos durmiendo en el disco que los arrulla,
en la exacta luz de la tormenta.

A oscuras dimos tumbos en el cuarto del verbo,
pidiendo por el interruptor del ojo.
Un reloj, detenido entre altavoces y viveros,
tensa las cuerdas de un libro.

¿Cómo hizo Goya para tallar aquelarres en negro?

Los camiones de soda ya recorrieron 3 cuadras.
Y sentada en el colectivo, tras la barrera,
esta mañana no tuviste una sola letra.

Pampa de ideas,
delgadas como el minuto del mediodía.
Y esos frutos ocres y redondos
que se pudren en la espalda de los techos de chapa.

Las nubes son sombras que dirigen el viento,
así como yo crecí en la costilla izquierda de mi madre.

Y los gestos que amamos, descansan en lo oblicuo del cuerpo.

Hay un Goliat con jeta de David,
escondiendo el animal de la suerte en la voz.
En carbón de los huesos de fibra de vidrio.

Hay los que duermen para despertar,
en antenas que son la punta eléctrica del dedo indígena.

El tiempo es una mano que cierra sus dedos uno por uno.

Y despacio, aprendiste a distinguir al perro,
arrastrándose sobre su estómago.

Es el inquilino del piso de arriba.

Ladera de fin de año,
donde el viajar es un placer de puta arcilla.
En el vacío del jarrón crece la distancia.