Se consume el último mate cómo bálsamo.
Inundan la pieza seca, los hombres de día
y borronean la vida de magma y cinismo.
En la terca quimera de no ser animal
llorarán truenos y babas.
Comerán al pie de la mesa, al pie de un maltrato
y seguirán siendo hombres, sólo hombres.
Hombres que no deberían seguir a su sombra
pero se someten a ella, a cada sol, y a cada hombre.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario