domingo, octubre 14, 2007

Día, ocaso, animal

Se consume el último mate cómo bálsamo.
Inundan la pieza seca, los hombres de día
y borronean la vida de magma y cinismo.

En la terca quimera de no ser animal
llorarán truenos y babas.
Comerán al pie de la mesa, al pie de un maltrato
y seguirán siendo hombres, sólo hombres.

Hombres que no deberían seguir a su sombra
pero se someten a ella, a cada sol, y a cada hombre.

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