Casi siempre que cambio de mirada
lo hago con virtud de tramoyista.
Me pierdo en distópicas propuestas
que ensayas después de las sonrisas.
No encuentro a Erasmo en la playa,
ni a Panero fumando en el jardín,
pero escucho de lejos una orquesta
entonando en la luna un vals sin fin.
Más lejos, cada vez, de los del Abasto,
de opertuso tengo vida todavía,
aunque aburra tardes a montones,
Quizás porque jamás fui naricero,
no me llama pelarme en carne viva
si remanyo que hay en los rincones.
1 comentario:
Me gustaron mucho los lunfardismos, ese aire tanguero. :)
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