viernes, febrero 15, 2019

El desperdiciado

No hay camino, yo soy el camino.

Soy las ampollas, de las que brotan mis consecuencias, cuando las atravieso con el extremo de esta aguja enrojecida por la llama aumentada de mi encendedor brasilero.
Soy los partidos vistos a través de la vidriera de alguna tienda de tecnología.
Soy los restos que abandonaste, en la bandeja plástica del patio de comidas, y ahora devoro.
Soy la espuma, del piso, de tu vaso vacío después de una tirada.
Soy las duchas de la Martín Fierro.
Soy la extensa fila, que conforman impacientes rostros desencajados, para comprar las pálidas lágrimas, abrigadas en rojas bufandas, del bajo Flores.
Soy los ojos que me esquivas.
Soy los tabacos que fumás a medias porque perdés el subte.
Soy el lecho de cartón, soy la almohada de pullover.
Soy las uñas de un gigante, que cargan lo mismo que un arturito.
Soy Primera Junta a las 20:30 hs.
Soy la verdad, la más puta, la inevitable, la que miente.
Soy la vida olvidada, que es pura muerte, y chorrea, golpeando tu cabeza, hasta empaparte de esta crueldad.

Soy el desperdiciado, nadie viene al ocaso sino es por mí.


1 comentario:

Carol dijo...

Me gusta la contundencia de las imagenes y el juego con las citas biblicas. Esto es poesia. Beso