Esta noche se olvida, dijo él. Y el caballo no galopo más.
Recuerdo a ella y sus pantalones estampados, pegados a la piel,
marcando los muslos al igual que la figura de un equino
que yace muerto en el asfalto.
El asesino se obstina en olvidar,
olvidando que el combustible de la memoria es la sangre.
1 comentario:
Hermoso final!! Abrazo
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