miércoles, julio 02, 2008

Los niños que hacíamos llover

Desnudos, firmamos la idea de la libertad,
cómo corrían los niños que fuimos
y se abrazaban a un sinfin de ciudades,
estrujando sus cielos y haciendo diluviar su asombro.

Desnudos los silencios cargados de palabras.
Lo opuesto al silencio.
La intemperie mas acogedora
es tu risa cuando se desnuda y me mira desde la horizontalidad de sus costas.
Y llega a oleajes y cubre la casa,
inunándola de frío y de sal,
que se mete en los cajones que encierran cicatrices de desnudos pasados.
Y deja a su paso el piso enmohecido y resbaloso,
la cara de alegría después del temporal.
La calma que anestesia por un rato, fingiendo ser otro más que también se desnuda.

Al pasar las horas regresa la nada y el sol,
que amenaza secar los días y llenarnos de arena espesa, que no deja respirar.
Convirtiéndose en ropajes indelebles que nos impiden ser desnudos.

Sólo hasta que nos volvamos otra vez niños o risas o lluvias o mar.

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