martes, diciembre 27, 2005

Hermosos y malditos

Un pasillo de ciudadanos, unas ruedas bruscas... montados sobre ellas, los dos.

Una carta a destiempo de los días del sol.
Un remolino de pétalos que danzan y chocan contra los vidrios, todo encerrado en la misma cápsula, todo atrapado en el mismo sueño. Todo es las ganas mismas.


Quietud.

Dos de esos hermosos y malditos. Me perdí.

Y así me fui, me dejé tinta y papel.

Tres horas después, en el piso... todo es tan vívido como el nerviosismo arremolinado.

1 comentario:

Anónimo dijo...

hermosos escritos por cierto
vengo de aquí para allí y ya estoy un poco maredada
buenas noches!