lunes, septiembre 05, 2005

Historias de cerraduras, otras fugas y escapes (Parte I)

Hacia tiempo, el sol cuidaba vegetales y animales, la noche llenaba los aires con excelentísima sinfonía.
Y ahora, noches y días y algunos otros no se sabe dónde andan.
Y algunos de recaídas y tensión, algunos de esos, indescifrables.
Solamente tensos y vibrando abajo.
Mansedad tensa, tropezaba, decía que era pez y daría un pie.
Dos hemisferios, miro una prenda.
Cuando acababa de decir que cualquier pez gordo iría.
Levante mi seso, dos cuartos de hora en medio de un montón de partes de auto.
A esto, cuando elevaba el cordón, la chapa, la enmienda, el agujero.

Un corte de luz. Un tenso apagador.

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