Todas sus armas nos apuntan, mientras
nuestros ridículos dardos no encuentran nada contra lo que disparar sino una
histéresis, una rígida nada, un fantasma capaz de absorber cada chispa en un
ectoplasma de información, una sociedad de la capitulación regida por la imagen
de la pasma y el ojo absorbente de la pantalla televisiva.
1 comentario:
este parrafo aunq sea algo pequeño te deja una enseñansa muy valiosa
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